MADRID, 27 (SERVIMEDIA)

Un estudio realizado por expertos del Banco de España ha constatado que la demanda de electricidad y de carburantes en el país no se redujo tanto como sería esperable en el primer semestre de 2022, pese a que sus precios estuvieron disparados.

Este informe, titulado ‘Un análisis preliminar de la sensibilidad del consumo de energía en España al aumento de su precio’, formará parte del Informe trimestral de la economía española del tercer trimestre de 2022.

La literatura académica sugiere que la elasticidad precio de la demanda de diésel y de gasolina en el corto plazo en España se encontraría entre el –0,20 y el –0,25, mientras que en un horizonte temporal más dilatado (a partir de doce meses) esta se situaría entre el –0,7 y el –0,9. Por su parte, la elasticidad de la demanda eléctrica total a su precio se situaría alrededor del –0,2 en el corto plazo y se elevaría hasta el –0,7 en un horizonte de entre 12 y 24 meses.

En cuanto a los carburantes, el estudio revela que a pesar de su marcado encarecimiento el consumo de estos productos en los últimos trimestres no solo no ha descendido, sino que se ha incrementado, en particular en el caso de las gasolinas, segmento en el que se concentra el consumo residencial.

El informe señala que esta dinámica reciente ha podido verse muy afectada por los efectos de la pandemia sobre la movilidad, que descendió muy significativamente en 2020 y ha venido recuperándose gradualmente desde entonces.

En consecuencia, sostiene que resulta más apropiado comparar los niveles mensuales de consumo durante el primer semestre de 2022 con los observados en el mismo período de 2019. Esta comparación sugiere que la demanda de carburantes habría mostrado recientemente una elasticidad precio menor que la estimada históricamente por la literatura académica.

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Así, aunque en el promedio del primer semestre de 2022 los precios de la gasolina y del gasóleo se situaron un 30,9% y un 33,5% por encima, respectivamente, de los niveles registrados durante el mismo período en 2019, el consumo de gasolina en el primer semestre de 2022 fue un 6,7 % superior al observado en 2019 mientras que el consumo de gasóleo se redujo un 6,5 %.

Sin embargo, utilizando una elasticidad de corto plazo del –0,25, la caída en el consumo de estos productos como consecuencia del aumento de los precios debería haberse situado en el entorno del 8 %

En el caso de la electricidad, las dinámicas de su precio y consumo desde el año pasado también apuntan a una menor sensibilidad precio de su demanda que la estimada históricamente.

En concreto, mientras que el precio medio de la electricidad para empresas y hogares ha aumentado muy sensiblemente desde principios de 2021, aun teniendo en cuenta las distintas medidas desplegadas por las autoridades, el consumo de electricidad apenas se ha reducido al bajar un 3,7% EN comparación CON 2019 cuando los estudios académicos esperaban una caída del 6,7%.

El estudio concluye que la menor caída del consumo se podría explicar por la expectativa por parte de los hogares y empresas de que los cambios observados en los precios serían temporales, el hecho de que haya habido algunas medidas compensatorias por el lado de las rentas para los colectivos más vulnerables, o la disponibilidad de una importante bolsa de ahorro acumulada durante la fase de mayor incidencia de la pandemia.

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En el caso de la electricidad, sostiene que también podrían haber ayudado a mantener los niveles de consumo una mayor optimización del gasto en función de la tarificación horaria o la mayor demanda de electricidad en el hogar como consecuencia del aumento del teletrabajo.