– Constata con preocupación una «aceleración» de la transmisión del coste de la energía en los precios de la cesta de la compra

MADRID, 13 (SERVIMEDIA)

La Comisión Europea mejoró este lunes su previsión macroeconómica para el PIB español en 2023 desde el 1% anterior hasta el 1,4%, pero advirtió de que la inflación subyacente proseguirá su senda alcista y alcanzará «niveles elevados», sobre todo en los alimentos.

Según su informe de estimaciones económicas, se ha registrado una «aceleración» de la transmisión de los altos costes de la energía al resto de productos, lo que aumentará aún más la inflación subyacente, que alcanzó el 7,5% en el dato adelantado de enero.

No obstante, el documento avanza que la actividad económica se recuperará «gradualmente» en la primera mitad de 2023 y ganará «un mayor impulso» en el segundo semestre del año.

España registrará así el mejor rendimiento en términos de crecimiento entre las grandes economías del euro, aunque la evolución de su PIB no despunta en la tabla de previsiones. De hecho, hasta otros seis países europeos registrarán una mayor expansión de sus economías, con Irlanda a la cabeza (+4,9%).

La inflación se situará en el 4,4% en 2023 y se moderará al 2,3% en 2024 tras promediar un 8,3% en 2022. Este escenario se ajusta a la previsión del Ejecutivo gracias al descenso «notable» de los precios de la energía registrado a partir del tercer trimestre.

Bruselas, sin embargo, pone el acento en la transmisión de los altos precios de la energía a otros rubros de la cesta de la compra, que «se ha acelerado considerablemente». Como consecuencia de ello, la Comisión espera que la inflación subyacente alcance «niveles elevados» durante este año, «particularmente en la primera mitad del año en medio de la presión persistente».

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Ese aumento de los precios se dará «especialmente» en los alimentos y los servicios, y se reproducirá también en 2024, a pesar de que Bruselas prevea que los obstáculos inflacionarios de este año se atenuarán «parcialmente» con las medidas implementadas por al Gobierno para mitigar el impacto de los altos precios de la energía.

Asimismo, desde Europa piden prestar atención a los efectos de segunda vuelta sobre los salarios. La Comisión reconoce que «fueron muy limitados en 2022», pero avisa de que «un ajuste más rápido de lo supuesto se traduciría en una mayor inflación subyacente durante el horizonte de proyección».

BUEN SEGUNDO SEMESTRE

Sobre el crecimiento del PIB, Bruselas compra la previsión del Gobierno para el conjunto de 2022 y lo sitúa en el 5,5, frente al 4,5% previsto en otoño. En este sentido, destaca que España capeó «relativamente bien los impactos negativos desatados por la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania en 2022».

Esta «resiliencia» de la economía se vio respaldada por «el fuerte repunte» del turismo durante la temporada de verano y el dinamismo del consumo privado, apoyado también por la evolución positiva del mercado laboral. Con estos ingredientes, se registró una primera mitad del año «más fuerte de lo previsto» y una «desaceleración menos pronunciada en el último trimestre».

Además, la Comisión Europea considera que la desaceleración de la inflación a partir del otoño de 2022 contribuyó a «fortalecer» la confianza de los consumidores y las empresas, «lo que a su vez sostuvo el consumo y la inversión hacia fines de año». Aun así, Bruselas destaca en su informe que el PIB español se mantuvo otra vez por debajo de su nivel previo a la pandemia de la covid-19.

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De cara a 2023, espera que la actividad económica se recupere «gradualmente» en la primera mitad del año y «gane un mayor impulso» en el segundo semestre. Sostiene que el 1,4% de crecimiento previsto «refleja en parte un remanente superior al previsto a partir de 2022» y avanzó que, «a medida que se modere la inflación, se espera que un mayor consumo privado y una mayor normalización del turismo mantengan la actividad durante todo el año».

Para 2024, vaticina que el crecimiento del PIB aumentará hasta el 2%. Sin embargo, se avistan en el horizonte «factores que pueden pesar negativamente» sobre la actividad económica, entre ellos, el endurecimiento prolongado de las condiciones financieras de los hogares y las empresas y el debilitamiento de la dinámica del mercado laboral.

EUROPA EVITA LA RECESIÓN

Respecto a los datos de la Unión Europea, la Comisión celebró que entró en 2023 «en mejores condiciones que las previstas en otoño», lo que permitirá que su crecimiento se sitúe en el 0,8%. El PIB de la eurozona, por su parte, se expandirá un 0,9%.

Para Bruselas, estas proyecciones avanzan que ambas áreas «están listas para evitar por poco la recesión técnica que se anticipó para el cambio de año», sobre todo porque «evitó la contracción del cuarto trimestre prevista en las previsiones de otoño» y crecieron cada una un 3,5% en 2022.

«La diversificación continua de las fuentes de suministro y una fuerte caída en el consumo han dejado los niveles de almacenamiento de gas por encima del promedio estacional de los últimos años, y los precios mayoristas del gas han caído muy por debajo de los niveles anteriores a la guerra. Además, el mercado laboral de la UE ha seguido funcionando con fuerza, con la tasa de desempleo manteniéndose en su mínimo histórico del 6,1 % hasta finales de 2022. La confianza está mejorando y las encuestas de enero sugieren que la actividad económica también está preparada para evitar una contracción en el primer trimestre de 2023», diagnostica Bruselas.

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RIESGOS INFLACIONARIOS «FUERTES»

Los riesgos aún son «fuertes» y se ven reflejados en el alto coste de la energía y la inflación subyacente, que, «a medida que persistan», mantendrán el endurecimiento monetario, «lo que afectará la actividad comercial y ejercerá un lastre sobre la inversión».

No obstante, tras alcanzar su punto máximo en 2022, la Comisión cree que la inflación se moderará y seguirá la línea marcada en los últimos tres meses. Por ello, ha rebajado a la baja su previsión y estima que caerá este año al 6,4% en la UE y al 5,6% en la eurozona, frente al 4,4% de España, y al 2,8% en 2024 en la UE y al 2,5% en la zona del euro, en comparación con el 2,3% de España.

«Los riesgos para la inflación siguen vinculados en gran medida a la evolución de los mercados energéticos, lo que refleja algunos de los riesgos identificados para el crecimiento. Especialmente en 2024, prevalecen los riesgos al alza para la inflación, ya que las presiones sobre los precios pueden volverse más amplias y arraigadas de lo esperado si el crecimiento de los salarios se estableciera por encima del promedio», concluye el informe.