MADRID, 14 (SERVIMEDIA)
La reciente ‘Encuesta sobre equipamiento y uso de tecnologías de la información y la comunicación en los hogares’ hecha por el Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que un 10,6 % de la población del Estado español de 16 a 74 años ha utilizado Internet para hacer algún curso en línea.
En cuanto al género de las personas que han seguido cursos en línea, un 7,3% son hombres y un 3,3% son mujeres. Además, según esta misma encuesta, un 12,7% de la población de España de 16 a 74 años ha usado Internet para utilizar material de aprendizaje en línea a pesar de no hacer ningún curso totalmente en línea.
Son algunos de los datos que recordó la profesora de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad Oberta de Cataluña (UOC), Nati Cabrera, en el marco del Día de Internet, que se celebra el 17 de mayo, jornada que servirá para hacer balance de la situación sobre los diferentes impactos que tiene la red en la vida de las personas.
El uso de Internet con objetivos educativos obliga a la educación a integrar esta realidad, apuntó la profesora, y una manera de integrar esta realidad es hacer que Internet sea «objeto de aprendizaje». Para lograrlo es esencial, destacó, promover «el desarrollo de la competencia digital de las personas». El aumento de estas competencias podría significar un incremento del volumen de personas que utilizan las tecnologías de la información con propósitos educativos.
«Que el uso de Internet aumente es natural, es lo que se puede esperar como consecuencia de la evolución social, tecnológica e incluso cultural», prosiguió. Sin embargo, para esta experta en aprendizaje en línea, el dato más interesante sería «la competencia digital» que tienen los usuarios de Internet. «Es aquí donde tenemos una gran oportunidad o una gran fuente de problemáticas si no lo abordamos adecuadamente», alertó. En cuanto al aumento progresivo de Internet para cursar estudios o aprender en general, en opinión de Cabrera, también es «una consecuencia natural de la transformación digital de la sociedad y de nuestras formas de vida».
La tendencia irá en aumento «de forma progresiva», pero avisó de que para extender este uso hacen falta «políticas sólidas que promuevan la transformación digital de las organizaciones educativas, acompañadas de los recursos adecuados para materializar esta transformación». Según Cabrera, los escenarios de aprendizaje futuros consistirán en «ecologías de aprendizaje complejas y variadas que integrarán todo tipo de formatos, recursos, espacios de comunicación -virtuales y presenciales- en función de las necesidades y objetivos de cada momento o sujeto».
RECURSO EDUCATIVO
Los datos sobre el uso de Internet como recurso educativo también muestran una brecha de género. «Dado que el uso de Internet y el teletrabajo se ha hecho extensivo durante la pandemia, el hecho de que las tareas de cuidados hayan recaído más en las mujeres que en los hombres ha podido contribuir a que las mujeres hayan tenido menos posibilidades de encontrar tiempo para poder mejorar su formación con cursos o programas de formación en línea», comentó la directora del grupo de investigación Gentic de la UOC, Milagros Sainz.
Ahora bien, los datos del INE no dejan de sorprender a la experta, porque recordó que tradicionalmente las mujeres utilizaban Internet para acceder a formación y educación con más frecuencia que los hombres. Según Sainz, habría que analizar «qué tipología de formación y cursos en línea hacen las mujeres y los hombres, según su edad y otras características personales». «Sería importante conocer qué motivaciones tienen hombres y mujeres según diferentes características para seguir esta formación», prosiguió, y «también habría que comprobar las condiciones en que hombres y mujeres realizan esta formación».
Milagros Sainz comparte la opinión de Nati Cabrera y también apuesta por profundizar en las competencias digitales de las personas: «Es crucial que las mujeres, las jóvenes y de colectivos vulnerables, adquieran competencias digitales, pero también que desarrollen competencias personales de otra índole (no compartir datos o información personales con personas desconocidas, adoptar una mirada crítica respecto al gran volumen de información que encontramos en Internet y las redes sociales) para dar respuesta a estos retos».
«Muchas desigualdades tradicionales de la vida entre hombres y mujeres se han trasladado al ámbito digital; por eso, es importante fomentar la corresponsabilidad entre hombres y mujeres para aprovechar todas las posibilidades que la vida ofrece en línea y fuera de línea», concluyó.